miércoles, 9 de diciembre de 2015

Contrarrestando la negatividad.


Cuando sintamos un gran coraje y pensemos que no lo podemos evitar, debemos de tratar al menos de no manifestar lo enojados que estamos.
Pero si no nos aguantamos lo suficiente y ya dijimos o hicimos algo negativo, entonces lo mejor es hablar con nuestro ángel, con nuestro Maestro y con Dios y pedirle perdón o lo que sintamos por la energía tan pesada que sacamos.
Además, debemos contrarrestar la energía negativa con algo que iguale lo que hicimos.
Por ejemplo, pidiendo perdón a quien hicimos daño. Si no se puede con la misma persona, entonces sacar algo bueno de dentro de nosotros y ofrecerlo diciendo algo como:
\"Esto que estoy haciendo lo hago de corazón y con todo mi amor para que contrarreste lo malo que hice\".
Inmediatamente estarás programando esas palabras para que sigan a esa mala energía y la borren o la transformen en algo positivo.
Algo más que se puede hacer cuando se sienta que el coraje nos va ganando, es sentir todo lo malo que está pasando en este mundo y tomar consciencia de que con un enojo le vamos a añadir algo más.
Hay algunas personas que sienten que pueden liberar su enojo golpeando algo, como una almohada y que así se desahogan sin dañar a nadie, pero no es así.
Cualquier cosa que saquemos de ira o coraje afecta porque esa energía no la podemos controlar y se va.
Entonces ocurre lo que comentamos al principio, que ese coraje que sacamos en forma de golpe se convierte en una creación nuestra que se acumulará junto con todas las energías negativas que otros hayan generado
La mejor forma de calmarnos cuando traemos dentro un coraje o frustración es sacarlo con los cuatro elementos:
Primero, tomas uno de los cuatro elementos, el que sientas o tengas a la mano, por ejemplo, el agua.
Abres la llave y metes las manos, empiezas a sentir su energía y a hablarle a esos seres diciéndoles lo que sientas, por ejemplo: \"Siento esta emoción, quiero que me ayuden a sacar toda esa energía para no hacer daño a nadie...\".
En ese momento los elementales del agua actúan en todo nuestro cuerpo, entran y empiezan a transformar eso negativo en algo positivo. Lo mismo pasará si usamos los otros elementos, el fuego, la tierra o el aire.
Al tener y usar la energía de los cuatro elementos durante un rato, lo primero que sucede es que nuestra energía se tranquiliza, ya que cuando estamos enojados está temblando y hasta lo podemos notar en nuestro cuerpo físico.
Una vez que nos equilibran la energía, van calmando nuestro cuerpo físico y a la mente.
Este proceso toma un rato, pero es muy bonito porque es una forma de sacar cualquier emoción negativa que tengamos sin contaminar el ambiente.
Desde que nacemos, todos ya traemos esta valiosa información en nuestro ser, por ejemplo cuando nos sentimos mal por algo vamos a lavarnos la cara o a bañarnos porque experimentamos esa necesidad de acercarnos a los cuatro elementos para que nos ayuden a asimilar lo que nos pasa y de limpiar lo que estamos padeciendo.
Nuestro corazón es quien nos dice que lo hagamos.
Incluso si queremos usar esta técnica con algún niño que esté haciendo berrinche es muy válido. Se le puede meter a bañar, pero antes se le debe decir que lo pondrán en el agua para que se sienta mejor, así se preparará desde su ser interno.
También con el aire lo hacemos sin darnos cuenta, pero podemos aprovecharlo. Por ejemplo, cuando respiramos debemos de pedir inmediatamente a Dios que nos dé por ese medio la energía que libere nuestra ira al momento de sacar el aire.




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