domingo, 26 de junio de 2016

VIVENCIA LOS PATRONES DE ENERGIA.



Un viejo axioma oculto establece que "la energía sigue al pensamiento". Dondequiera que nuestros pensamientos están focalizados, allí está nuestro patrón de energía áurica.
Nuestra aura ajusta su frecuencia en concordancia con nuestros pensamientos. Si pensamos, por ejemplo, en una reunión importante, nuestra aura ajustará su frecuencia a una vibración "seria", es decir, acorde con la ocasión. Si, por el contrario, estamos planificando las vacaciones, durante el tiempo que destinemos a hacerlo nuestra aura adoptará una frecuencia relajada.

Aprender a percibir y controlar nuestra aura nos ayudará a tomar mayor conciencia de los patrones de energía de los pensamientos que proyectamos al exterior, y los que son proyectados sobre nosotros al cabo del día.

Todos estamos expuestos constantemente a la influencia de energías extrañas. Ellas pueden ingresar en nuestro campo áurico y afectar su equilibrio. Y pueden provenir de cualquier tipo de pensamiento o sentimiento, desde el enojo a la lujuria, desde la amistad a la manipulación. Cuanto más sensitivos nos volvamos respecto de nuestra aura, tanto más reconoceremos y controlaremos la naturaleza de las energías que absorbemos y emanamos.

Todos hemos experimentado alguna vez, al entrar en una habitación determinada, la sensación de estar viviendo una situación que ya hemos vivido antes. La habitación tiene algo especial. El aire parece algo tenso y espeso, y nosotros nos sentimos muy nerviosos. Hay residuos de energía, proyecciones que no son fácilmente detectables, y que pueden afectarnos en un abrir y cerrar de ojos si no incrementamos nuestra conciencia y sensibilidad respecto de ellas.

El siguiente ejercicio está pensado para tomar conciencia de cómo las energías exteriores pueden impactar sobre nosotros.

Si aprendemos a ampliar nuestra sensibilidad áurica, podremos bloquear las energías negativas que producen estrés y malestar.

1-    Sentados en  una posición cómoda y relajados.

2-     Se puede mantener los ojos cerrados durante el ejercicio, aunque no es imprescindible.

3- Enfrentar las palmas de las manos, y con el dedo índice de una apuntar hacia la palma de la otra. La distancia entre ambas manos debe llegar a unos 25 centímetros.(el índice de la mano derecha dirigido a la palma de la mano izquierda)

4-Respirar muy pausadamente, tratando de sentir cómo sale y entra el aire de las fosas nasales. Imaginar que la energía crece en la mano cuyo índice apunta hacia la otra.

4- Después de varios minutos, comenzar a rotar en pequeños círculos el dedo índice que ha extendido. Visualizar esta acción como un río de energía que fluye desde el dedo, y que forma un círculo que toca la palma de la otra mano.


5- Prestar atención a lo que siente en la palma de la mano sobre la que se envía la energía.
El sentimiento experimentado varía mucho de persona a persona. Se puede sentir un círculo de calor, una cierta presión, o un cosquilleo. En este punto del ejercicio, si aún no hemos cerrado los ojos,  conviene hacerlo, ya que de esa forma la sensación que se experimenta será más fuerte. Cuanto más se logre focalizar la energía que se proyecta a través del dedo índice, tanto más intensa será la sensación.

6- Luego de experimentar la sensación causada por la energía del dedo índice sobre la palma de la mano, hacer lo mismo sobre su ante­brazo desnudo. Visualizar nuevamente un río de energía en forma de espiral, que sale de su dedo índice. Prestar atención a lo que se siente. A través de ejercicios como éste, se comenzará a reconocer los sentimientos que experimentamos cuando algo impacta sutilmente en nuestro campo de energía.

7 - Una variación de este ejercicio puede ser practicada con otra persona. Hacer que ella se ubique frente a nosotros dándonos la espalda. Sentir que desde el dedo índice fluye un río de energía en forma de espiral, y se dirige hacia la espalda del compañero de ejercicio, describiendo en el aire figuras geométricas simples (triángulos, cuadrados, rectángulos). Tratar de que la otra persona identifique cuál es la figura geométrica que  describimos.
Por supuesto, hacer el ejercicio sin tocar en ningún momento al compañero.

8- Prestar atención a lo que siente y experimenta, y compárarlo con lo que se sintió durante el ejercicio anterior.

9- Gradualmente, incrementar la distancia. ¿Cuánto podemos distanciarnos de la otra persona, sin que él deje de percibir la energía que le enviamos ¿Desde qué distancia, en consecuencia, puede enviarse energía a otra persona? ¿Las sensaciones cambiaron con la variación de la distancia? Prestar atención a las respuestas. Este ejercicio  ayudará a tomar conciencia de las energías que influyen sobre nuestra aura.

10- Lentamente, acerquemos la palma de la mano cuyo índice mantuvo extendido, al antebrazo contrario, y prestemos atención a lo que sentimos. ¿Cuánto debe acercar la palma para sentir la energía con que está cargado el antebrazo? Recordar que la sensación que evidencie la energía puede ser de frío, de calor, un cosquilleo, etc. Si no se siente nada, repetir el ejercicio.

Tener en cuenta que está realizando una práctica para aumentar  conciencia sobre las fuerzas ocultas que nos rodean.


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