miércoles, 10 de agosto de 2016

No basta con perdonar… es necesario aprender a olvidar.


Solamente aquellos espíritus verdaderamente valerosos saben la manera de perdonar. Un ser vil no perdona nunca porque no está en su naturaleza. Laurence Sterne

Todos tenemos razones en nuestra vida, por las cuales necesitamos ser perdonados, sin embargo, gran parte de ella evadimos y distanciamos el perdón de nuestro lado, nos llenamos de rabia, amargura y resentimiento, no sólo hacia los demás sino hacia nosotros mismos, olvidamos perdonar, olvidamos olvidar y preferimos alimentar sentimientos adversos al amor.
Es insensato pensar que constantemente nos lastiman, que somos seres propensos a ser heridos y por una mala experiencia que nos tocó vivir no podemos condenar el resto de las vivencias de nuestra existencia, estaríamos cerrando la oportunidad al amor real y genuino, estaríamos negando la entrada a personas maravillosas a nuestra vida.
Puedo perdonar, pero no olvidar”, es sólo otro forma de decir, “No puedo perdonar. Henry Ward

Esta auto negación de la vida, ocurre porque no tomamos la determinación de olvidar, a duras penas nos hacemos de un falso perdón que nos permita seguir adelante, sin embargo, el perdón solo es sincero cuando se acompaña de olvido, de otra manera continuará generando el mismo sentimiento de amargura, rencor y sufrimiento que causa el no saber perdonar.
Si te ha tocado atravesar una situación en la cual alguien haya requerido tu perdón, sabrás que este sentimiento llega únicamente cuando se agotó el sufrimiento, cuando caímos en la sorpresa o el dolor de lo que nos hicieron y una vez que brota de nosotros el último llanto, entonces aparece esa emoción de descanso, de indiferencia, compasión por ese alguien que nos hirió profundamente.
A perdonar sólo se aprende en la vida cuando a nuestra vez hemos necesitado que nos perdonen mucho. Jacinto Benavente

Pero debemos tener cuidado,  esa sensación de neutralidad en relación al daño que nos causaron, puede ser un engaño momentáneo, aparece una liberación que en lugar de dar paso al desapego y superación de lo ocurrido solo da paso a la rabia, al resentimiento y al deseo de venganza.
El acto del perdón trae consigo el descanso, la quietud, incluso la comprensión del por qué la otra persona actuó de tal o cual manera, trae la aceptación y el olvido, lo que resultará indudablemente en el único aliciente para la falta recibida.
Sepamos perdonar, olvidar y dejar ir, hagámonos merecedores del perdón cuando lleguemos a necesitarlo y estemos atentos a las emociones que se despiertan en nuestro interior para no ser víctimas de un falso perdón, pues a la larga será mas doloroso que haberlo sufrido.
Perdona desde el amor y la veracidad, dale paso al olvido y encontrarás el alivio buscado para tu pena.
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