viernes, 23 de septiembre de 2016

AROMATERAPIA. Por Lic. Constanza Loffre.



"La Humanidad, el Espíritu de la Tierra, la Síntesis de los individuos y de los pueblos, la paradójica Conciliación del Elemento y el Todo, de la Unidad y de la Multitud: para que todas estas cosas consideradas utópicas y, no obstante, biológicamente tan necesarias, lleguen a adquirir cuerpo en este Mundo, ¿no sería suficiente que imagináramos que nuestro poder de amar se desarrolla hasta abrazar a la totalidad de los hombres y de la Tierra?"

Teilhard de Chardin


Laromaterapia es, sin dudas, otra extraordinaria posibilidad de tratamiento natural holístico, que recurre al uso de las propiedades de los vegetales, a través de los aceites esenciales que se obtienen del procesamiento de éstos. La palabra "aroma" significa olor dulce, y "terapia", tratamiento diseñado para curar.

Las propiedades naturales de los vegetales tienen un alcance fundamental para el tratamiento de las distonías neuro-vegetativas, los desequilibrios psicofísicos, pues actúan directamente en el plano emocional y fisiológico del ser humano. Su facilidad de absorción en la piel permite que los componentes activos penetren directamente en el organismo, equilibrando y armonizando todo el sistema a través de los meridianos energéticos, la circulación sanguínea y linfática, las células, los tejidos, los órganos, los aparatos y los sistemas.


Actualmente la aromaterapia, como método de tratamiento y prevención, nos proporciona una versión contemporánea del antiguo arte de curar, ya que se basa en la premisa de que el mejor modo de prevenir la enfermedad es fortalecer los mecanismos de autodefensa del organismo.


La clave de los aceites esenciales, utilizados en aromas, está en la capacidad alquímica de las plantas para unificar en sí mismas las propiedades elementales de la vida. Materia y Espíritu, Cielo y Tierra, confluyen en procesos como la fotosíntesis donde se fusionan la luz y la materia, dando como resultado un producto final que concentra todas las virtudes de la planta y expresa su poder en el aceite esencial aromático.


Al oler el aceite esencial, nuestro sistema olfativo reproduce esa síntesis y el resultado es una inmediata sensación de armonía, vitalidad, relajación, y un sentimiento de paz en nosotros y el universo, según sea el mensaje de la planta que se ha usado. A través del aroma entramos en contacto con el alma de las plantas y sintonizamos sus virtudes, posibilitando a la vez que ellas cumplan sus servicios en la rueda de evolución.


No es casual que cada uno de nosotros tenga su perfume favorito mientras que otros nos son indiferentes o incluso aún nos desagradan, porque cada aceite esencial posee un marcado carácter propio. Masculino-femenino, frío-calor, dulce-amargo, ácido-alcalino, son algunos de los opuestos complementarios que cada uno de ellos sintetiza en una combinación única.


Al difundir nuestra preferencia aromática estamos completando o reforzando intuitivamente los aspectos debilitados de nuestro ser. En aromaterapia, los aceites esenciales nos aportan sus atributos y cualidades tanto en el plano físico como en el mental y espiritual. Nos completan y equilibran anímicamente, produciendo un estado general de bienestar, armonía y contento.



Hagamos un poco de historia

El uso de los aromas y los aceites vegetales data de por lo menos 3500 años antes de Cristo y fueron utilizados sobre el cuerpo como elementos curativos, cicatrizantes, protectores de malos espíritus, y en los distintos rituales que se llevaban a cabo. Por ejemplo, era muy común que antes de una contienda los guerreros limpiaran y protegieran sus cuerpos con pequeños golpes, utilizando ramas de albahaca, con el fin de alejar los malos espíritus que creían que depositaban sus contrincantes en ellos.


Recientemente en Irak, en el año 1975, se descubrió un esqueleto de alrededor de sesenta mil años de antigüedad que tenía a su lado depósitos de polen de milenrama, hierba cana y jacinto racimoso, plantas que aún cultivan y utilizan para curar los campesinos de ese país.


Los egipcios, griegos, romanos y chinos han tenido una gran incidencia en el desarrollo de la aromaterapia en el mundo, y se han destacado grandes investigadores como Teofrasto, considerado uno de los precursores en el uso terapéutico de los aceites. En casi todos los antiguos cultos, desde el comienzo de los tiempos los seres humanos se han sentido atraídos por los fascinantes aromas de la naturaleza que, sabia como siempre, les ha indicado a través del olfato los benéficos aportes para la curación de enfermedades del cuerpo y del alma.


El hombre primitivo tuvo que desarrollar sus poderes sensorio-intuitivos para lograr la supervivencia. Es así como aparecen las hierbas, frutos y raíces comestibles, a los que muy pronto les descubren poderes medicinales y mágicos. También advirtieron que algunos aromas causaban euforia o excitación, y otros podían inducirlos al sueño o a la meditación.


Podemos considerar a los egipcios como los descubridores de la aromaterapia, pues según Jean Valnet, utilizaron una forma primitiva de destilación para extraer los aceites esenciales de las plantas, calentándolos en ollas de arcilla cuya boca era recubierta con filtros de lino; al subir, el vapor traía consigo los aceites esenciales y éstos quedaban impregnados en el filtro, el cual era estrujado para obtener el aceite esencial que era utilizado en medicina y para todo tipo de rito religioso. Registros arqueológicos documentan haber encontrado ollas de destilación que se remontan a 3500 años a. C.


Los griegos toman las experiencias egipcias y, como grandes alquimistas, purificaron el sistema de destilación preservando la fragancia y pureza de los aceites, pues para ellos las plantas aromáticas constituían una forma de vida que incorporaban a sus baños, alimentos, ritos y magia, o en forma de ungüentos para preservar la salud física y mental. Ya Hipócrates afirmaba que el baño y masajes con aceites esenciales, aseguraban la longevidad.


Los árabes, en el siglo XI, perfeccionaron el arte de la destilación para aislar los principios activos de los aceites de las plantas, método que se atribuye al famoso Avicena (médico, astrónomo, matemático y filósofo árabe), quien introdujo el sistema de refrigeración en el proceso de destilación. Esto hizo que el proceso de extracción de aceites esenciales tuviera menos desperdicios y mayor pureza.


La aromaterapia hace su inicio en el mundo moderno cuando, en el siglo XX, René Maurice Gatefosse (químico francés), llamado "el padre de la aromaterapia moderna", la incorpora a la medicina natural. Todo sucedió cuando, trabajando en su laboratorio, tuvo grandes quemaduras en una mano y la sumergió en un recipiente de aceite esencial de lavanda comprobando así los efectos curativos, que no sólo le calmaron el dolor sino que evitaron la infección y no dejaron rastro alguno del incidente.


También en la aromaterapia moderna, en Milán (Italia), el Dr. Paolo Rovesti aliviaba la depresión y estados de ansiedad haciendo oler a sus pacientes trocitos de algodón embebidos en aceite esencial, estimulando su sistema límbico y liberando así situaciones traumáticas.


El médico y cirujano Jean Valnet aportó la mayor contribución a la aromaterapia para ser valorada y reconocida como medicina capaz de curar. Utilizaba aceites esenciales para las heridas y quemaduras de los soldados en la Segunda Guerra Mundial, logrando con ello aliviar tanto problemas físicos como mentales en pocos días, corroborando así la rapidez con que actúan los aceites en el organismo.


En cuanto a la aromaterapia holística, es pionera la bioquímica francesa Margueritte Maury (austríaca de nacimiento), a quien no convencía suministrar los aceites por vía oral; y basándose en las distintas formas de incorporarlos al organismo, desarrolló una técnica de masaje aplicando aceite en los centros nerviosos de la columna vertebral y en el rostro. Ella introdujo la proporción de la fórmula específica de los aceites en cada cliente que visitaba su gabinete para embellecerse y rejuvenecer; pudo comprobar así que en muchos de ellos habían desaparecido dolores crónicos de cabeza, dolores reumáticos y estados de insomnio, y que los efectos eran prolongados.


En 1962 y 1967, Margueritte Maury fue premiada internacionalmente por sus investigaciones sobre los aceites esenciales y la cosmetología al servicio de la salud.


http://www.mantra.com.ar/contterapiasalternativas/aromaterapia.html



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