domingo, 30 de octubre de 2016

Los seres humanos emitimos luz, millones de estrellas nacen y mueren en el cuerpo a cada instante.


Es sin duda uno de los descubrimientos científicos más fascinantes del siglo XX. Alexander Gurwitsch, fue el que descubrió que los seres humanos emitimos luz. En 1923, Gurwistch, también descubrió que los campos morfogenéticos, emitían una luz ultra débil dentro del rango de la luz ultravioleta; llamó a esto “radiación mitogenética”, al considerar que estaba relacionada con la división celular y el desarrollo morfológico del organismo; según Gurwistch la luz permitía que el campo morfogenético controlara el desarrollo embrionario. El descubrimiento, polémico y visionario, cayó mayormente en el olvido hasta que en la década de los setenta, el científico alemán Fritz Albert Popp lo retomara.
Popp confirmó las observaciones de Gurwistch utilizando tecnología de “foto-multiplicación”ultra sensible y logró comprobar que el ser humano también emite luz, esto es lo que hoy se conoce como biofotones. Popp explica en 1986:
“Prácticamente todos los organismos emiten luz a un ritmo estable desde unos pocos fotones por célula al día hasta varios fotones por organismo por segundo. Un creciente número de observaciones en los últimos 15 años en diferentes laboratorios en todo el mundo sugieren que los biofotones son emitidos por un campo coherente de fotones dentro de los sistemas vivientes. Los organismos son emisores y muy probablemente también receptores de señales electromagnéticas que parecen ser esenciales para su funcionamiento.”
La teoría de Popp sugiere que las células almacenan la luz del Sol y la luz que reciben de otros organismos y que el tiempo durante el que logran almacenar la luz está relacionado con la duración y la salud de la célula. Tenemos aquí las bases de un nuevo vitalismo.
Lo anterior aplica también a la fuerza nutritiva que tienen los alimentos.”Es muy probable que la calidad de la comida sea mejor cuanto mayor sea su capacidad de almacenar luz, y por eso medimos capacidad de almacenar luz”, dice Popp. En un trabajo para un conferencia, junto con la bióloga Mae Wan Ho, Popp hace referencia a la concepción de la vida de Albert Szen-Gyorgi, que es considerado como el padre de la bioquímica moderna: “La vida es la interposición entre dos niveles de energía de un electrón: el estado base y el estado excitado y, más aún, ya que es el electrón el que recorre el circuito, la vida en realidad es una pequeña corriente eléctrica dando vueltas y conectando a toda la naturaleza con el Sol y la Tierra”.

La luz y la salud

Esto parece coincidir con la idea del famoso físico austriaco Erwin Shrödinger, quien postuló que las células vivas conservan altos niveles de organización absorbiendo “orden” del ambiente y este “orden” es obtenido de la luz del Sol. A esta visión de la vida como la conexión electromagnética entre el Sol y todos los seres vivos, hay que añadir la también poética observación de Popp de que las células justo antes de morir incrementan su radiación biofotónica de manera exponencial, como si fueran supernovas. Millones de pequeñas estrellas mueren y nacen cada instante en nuestro cuerpo. Esto sugiere que una célula muere cuando pierde su capacidad de almacenar
Observaciones subsecuentes, han hecho que Popp considere que el grado de organización coherente de la emisión biofotónica de un organismo se correlaciona con la salud del mismo. Células cancerígenas, por ejemplo, carecen de coherencia; personas con esclerosis múltiples absorben demasiada luz y tienen un exceso de coherencia; personas en estado de estrés igualmente emiten biofotones a ritmos acelerados en un esfuerzo por recobrar el equilibrio del organismo, el cual puede agotar las reservas de energía biofotónica en las células.
El hijo de Fritz Popp, Alexander, en una entrevista explica la relación entre el cáncer y la coherencia de la luz vital del organismo:
El cáncer es un fallo en la comunicación entre las células que determinan el ritmo de crecimiento de manera precisa… El cáncer es entonces un error de coherencia que ocurre en la comunicación que se lleva a cabo a través de la luz. Y esta falla de consistencia puede detectarse por una medición, como lo hemos hechos en tiempos recientes.
Lo anterior nos sugiere que la salud es un estado de coherencia, es decir, de simetría y ritmo comunicacional entre las células que hablan un lenguaje de luz. En una investigación científica reciente publicada en Jornal Gerontology and Geriatic Research, Hugo Nigil concluye que “Una síntesis de la investigación biofotónica actual, sugiere que los fotones ultra débiles en las células son los portadores de toda la información dentro de las células y los organismos”.Popp va más allá y sugiere que esta misma luz que parece orquestar los procesos metabólicos y el crecimiento del cuerpo es también lo que gobierna nuestra conciencia.
Uno podría preguntarse si los resultados de la teoría de la relatividad están basados en un “mundo real” o en la conciencia y en sus interacciones con este mundo real. Esto tendría algunas consecuencias en el hecho de que la velocidad de la luz es considerada una constante natural fija. ¿Qué sucedería, por ejemplo, si las distancias entre los pares bases del ADN cambiaran? ¿Tendría esto un impacto en la velocidad de la luz? ¿Tal vez sea que la velocidad de la luz es constante ya que la luz es el factor que rige los procesos que determinan nuestra conciencia?.
Fascinantes pregunta de Popp, que en este mismo artículo científico, se pregunta también si existe una relación, como la que ocurre entre el tiempo y la velocidad, entre el tiempo y la conciencia, siendo que a medida que envejecemos el tiempo pasa más rápido, quizás porque perdemos coherencia celular y capacidad de almacenamiento de fotones (recordemos que cuanto más cerca se esté de la velocidad de la luz más lento pasa el tiempo).
A esto hay que añadir que la luz, ya sea que se comporte como onda o partícula en su extrañeza cuántica (siendo que al parecer existe como partícula sólo cuando es observada), es energía electromagnética pero a su vez también información. “La luz es energía pero también es información –contenido, forma y estructura. Es el potencial de todas las cosas”, escribió el físico David Bohm. Donde hay información integrada, según el neurocientífico Cristof Koch, hay experiencia, lo cual es igual a conciencia.
Tenemos aquí una posibilidad de resolver el llamado problema duro de la conciencia, que se encuentra enfrascado en la difícil tarea de explicar cómo surge la mente inmaterial de procesos meramente materiales: si la luz es en sí misma la conciencia o la protoconciencia este problema desaparecería, resolviendo el asunto de una manera no-dualista, ya que la luz –que no tiene masa y que sin embargo es un fenómeno físico– parece ser el candidato perfecto para anular la dicotomía entre materia y espíritu. Tal vez los fotones, como los bits son las unidades básicas de información, sean de alguna forma unidades de conciencia.

La mente está hecha de ondas y partículas de luz

Todo lo anterior raya en un extremo poético, que se antoja digno de la idea de Novalis de que “todo arte debe de ser transformado en ciencia y toda ciencia en arte”. E incluso en lo religioso, puesto que, no puedo resistir la tentación de mencionar la noción común a ciertas tradiciones esotéricas de que los practicantes avanzados logran transformar su cuerpo en luz y de esta manera alcanzan un estado de inmortalidad o de integración con la totalidad o la fuente misma de la vida. Tenemos la práctica taoísta de “regresar a la luz” o hacer un cuerpo espiritual luminoso; el cuerpo vajra, cuerpo diamante, o cuerpo arco iris del dzogchen; la noción del místico sufí Ibn Arabi del “Hombre de Luz”, “el cuerpo del paraíso” del cual se habla en el Zohar de los cabalistas y quizás también el cuerpo de la resurrección de Cristo.
Escribe James Cross en el sitio Broad Speculations: Cuanto más organizadas y en fase estén dos ondas, más coherencia existe. Los laser emiten luz coherente. A nivel cuántico, las partículas pueden considerarse como ondas. Cuando las partículas actúan en fase la una con la otra tenemos el fenómeno llamado coherencia cuántica. La teoría de Penrose-Hammeroff es que la conciencia es una forma de coherencia cuántica que ocurre en el cerebro para crear la conciencia […]
Fotones y otras fuerzas electromagnéticas débiles interactuando con el substrato [cuántico] forman una infraestructura en red que coordina el crecimiento, división y la reparación [de las células]. La mente y la conciencia serían otra capa de estructura construida sobre los mecanismos de señalización ya presentes en la vida desde los primeros organismos unicelulares. La mente en este caso sería material y estaría hecha de ondas-partículas y de luz. El cuerpo de luz sería en cierto sentido literalmente verdad, no una metáfora o ilusión, pero no sería un segundo cuerpo. Sería nuestro verdadero cuerpo, el cual no es la masa de carne que creemos, sino, en realidad, una estructura cristalina y organizada de luz y materia.
En el Dzogchen  (Dzogchen es una antigua enseñanza espiritual desarrollada en el Tíbet dentro de la tradición budista tibetana. No pertenece a una escuela o sistema religioso) se habla de un proceso llamado phung po lhag med a través del cual el cuerpo humano se disuelve como tal y se convierte en un “cuerpo de luz” (od lus). El gran maestro del dzogchen, Longchen Rabjam escribe en uno de sus Siete Preciosos Tesoros, que una vez “que se han extenuado los elementos después de haber logrado la pureza primordial” y se han purificado “las sustancias internas y externas… en el caso del thod rgal, el adepto asume un cuerpo luminoso y alcanza el ‘Gran Movimiento'”. Sobre esto el académico Samten Karmay señala en su estudio clásico del dzogchen que esto es un signo de “el regreso a un estado primordial el cual se cree existe como una forma de luz”.
Tenemos aquí muchas ideas muy estimulantes y ciertamente no podemos llegar a conclusiones definitivas, pero podemos hacer una última conjetura: tal vez la llamada “iluminación”, o el despertar que describe el budismo, es un estado de coherencia estabilizada en todas las células del cuerpo, el cual ocurre por una purificación de los elementos y que alcanza una especie de homeostasis de la luz almacenada en relación al ambiente.
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Cómo lidiar con las emociones en la vida cotidiana.


Las emociones son un estado transitorio de la mente. Hacen ver como importante algo que no lo es, o hacen ver como pobre algo que sí tiene importancia. Las emociones se caracterizan por ser altamente inestables y cambiantes, duran poco, pero mientras lo hacen arrastran a quien siente hacia cualquiera de los extremos del dolor o la alegría.
Las emociones son estados primarios de la mente. A tal punto son básicas que, cuando eres consciente de ellas y te sitúas en un punto firme de ti mismo, desaparecen de la esfera consciente. Son como sombras que se deshacen cuando las iluminas con un foco de luz. Las emociones son como los fantasmas: se esconden en la oscuridad, pero cuando hay luz simplemente se desvanecen. La mejor manera de controlar las emociones es estar atento al mismo momento donde ellas aparecen. Si esperas mucho tiempo en localizarla y la emoción se instaura, ya no podrás desalojarla de tu mente; como cuando manchas tu ropa con vino y no la lavas inmediatamente: entonces ya no puedes retirar la mancha.
Si aprendes a estar atento a cada cosa que haces, entonces aprenderás claramente a notar cuándo una emoción quiere aparecer. Notarás su presencia tan fácilmente como cuando detectas que un coche aparece en la esquina de tu casa para pasar por el frente y luego alejarse. A diferencia del coche, cada vez que veas el nacimiento de la emoción ella perderá intensidad hasta finalmente desaparecer.
Ser consciente del nacimiento y muerte de las emociones es una acto de profunda claridad y estabilidad. Las emociones son variadas; algunas te llevan a la alegría, otras al pesar. Muchas de ellas se disfrazan con atuendos de miedo o tristeza, algunas veces con pesar o llanto. Pero debes siempre saber que, sin importar cuál sea su vestimenta, siempre la «atención presencial» es una luz capaz de diluir cualquiera de sus disfraces.
No es necesario «aguantar» emociones, tal como no es necesario dejar de comer o de dormir. Aguantas las emociones porque asumes que tienen vida propia. Ellas se nutren de los hábitos de pensar cotidianamente en algo insano. El primer paso para contrarrestarlas es no alimentarlas con tu pensamiento. Dedícate a atender todo lo que la vida te otorga en tu presente, y solo ve a ellas cuando ese presente te lo solicite. Si así lo haces, tu mente se verá libre de tener que recordar cosas innecesarias y de vestirlas con las emociones del placer y el dolor, efectos que suelen siempre ser comunes. Más allá de las emociones hay otros mundos por descubrir. Cuando tu mente, acostumbrada a merodear sólo por el presente, se afiance en él, entonces podrás experimentar exaltaciones estables y duraderas en el tiempo. Ellas te alimentarán y te acompañarán por siempre.
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sábado, 29 de octubre de 2016

La FELICIDAD surge cuando comprendemos ¿qué somos?


¿Se puede ser feliz sin comprender el verdadero sentido de la vida? ¿Viviendo solamente en una burbuja de confort y entretenimiento, sabiéndonos abrigados contra el áspero y frío viento del invierno? ¿Se puede entender el mundo y nuestra propia vida, cerrando los ojos al dolor ajeno, y llenando nuestra vida de ruidos que apaguen los lamentos de las otras personas y seres vivos? No obstante, cuanto más nos aventuramos fuera de esa burbuja – y alguna vez en la vida tendremos que hacerlo definitivamente – y más escuchamos los lamentos de los seres que habitan este planeta, más imposible nos parece alcanzar el estado de la felicidad, o incluso un estado de cierta felicidad.
El bien de la humanidad debe consistir en que cada uno goce al máximo de la felicidad que pueda, sin disminuir la felicidad de los demás.
-Aldous Huxley-
Felicidad y conocimiento nos parecen incompatibles… pero sin conocimiento no se puede alcanzar el entendimiento, es decir, la ignorancia no ha de llevarnos al entendimiento.
Ante esta contradicción, ¿no tendríamos que revisar nuestro concepto de felicidad? ¿Y si la felicidad no fuese lo que imaginamos? Por cierto, ¿y si lo que imaginamos como felicidad no fuese, en realidad, más que el escenario ideal que produce nuestro miedo a no conseguir ser felices?
El sufrimiento comienza en la propia mente, mejor dicho, en el pensamiento. Un deseo que no hemos conseguido satisfacer suele crear un pensamiento negativo, que va creciendo y se reproduce en otros similares. De ellos nace el miedo, que es una ilusión que esos pensamientos crean para poder sobrevivir y justificar su existencia. Así, la mente se hace dueña de nosotros, al igual que una enredadera va oprimiendo y subiendo por un árbol, sorbiéndole la savia. Los pensamientos sorben nuestras energías, y para que no los matemos, crean otros que surgen de nuevo, y van trepando por nosotros. Cuanto más pensamos, mas sufrimiento llegamos a crear.
Empecemos por ahí, entonces: menos pensar y más ser. Sentarse a contemplar la puesta del sol, o tumbarse sobre la madre tierra, a observar las nubes volando en el azul del cielo… sin pensar en nada. ¿Estamos perdidos? Sí. ¿No hay sentido en nuestra vida? Quizá. Pero estamos vivos. Sin pensamiento no hay fracaso, ni triunfo. Ellos no son más que las creaciones de nuestra mente, de nuestro miedo a no ser felices. Sin pensamiento, ellos no existen. El sufrimiento ajeno es también producto de ese proceso mental.
Es cierto que entrenarnos para no pensar, o sea, para ser, llevará tiempo… pero no tengamos prisa… pues el tiempo también es creación de la mente. Siendo el miedo y la infelicidad ilusiones creadas por la mente, ¿qué habrá de restar una vez nos hayamos limpiado de ellas? Nosotros no somos la mente, somos algo mucho más allá de ese músculo hipertrofiado de neuronas y de sus creaciones ilusorias.
Nosotros… SOMOS.
No está la felicidad en vivir, sino en saber vivir.
-Diego de Saavedra Fajardo-
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¿ES LO MISMO SENTIMIENTOS QUE EMOCIONES?


En mi opinión, las personas hablamos de sentimientos y emociones sin saber distinguir una cosa de otra, y sin poder definir claramente lo que es cada una. Y considero que es interesante saberlo.

Si te entretienes en investigar te vas a llevar una sorpresa, y es que ni siquiera se ponen de acuerdo los que aparenta que saben. Podrás descubrir las mismas definiciones para ambas cosas, y podrás comprobar cómo la misma cosa –la felicidad, por ejemplo- para unos es un sentimiento y para otros una emoción.

Yo tampoco lo sé. No sé qué es una cosa y otra, pero tal como yo lo veo es lo que más me parece más convincente. Por otra parte, lo importante es la cosa y no la definición de la cosa. Lo importante es, por ejemplo, la felicidad y no la definición de “felicidad”. Así que expongo cómo lo veo yo.

Los sentimientos son la expresión natural del Ser Humano, cómo se manifiesta instintiva y espontáneamente, sin contaminación educacional o de prejuicio. Son inherentes, y no hay por qué reprimirlos.

Esos mismos sentimientos, cuando se le añade el pensamiento, la opinión, el prejuicio, la forma de actuar ante ello que nos han inculcado, o la reacción inmediata aprendida, se convierten en emociones.

Insisto en que es exactamente lo mismo si resulta que es al revés de cómo yo lo siento. No importa cómo llamarlo, lo que importa es que hay una reacción emocional espontánea y natural ante cualquier suceso, y cuando procesamos de algún modo ese mismo suceso es cuando lo vamos a modificar, para bien o para mal.

Por ejemplo, supongamos que son sentimientos el amor, la felicidad, el enojo, el miedo, la tristeza…cuando sucede algo que nos provoca enojo es natural, correcto, y lógico, sentirse molesto y sentir una especie de ira –de diferentes intensidades según el caso- hacia el causante. Hasta ahí correcto. Ese impulso que provoca hay que dejarlo que se manifieste naturalmente.

Emoción se le llamaría a cómo se manifieste hacia adentro o hacia afuera, y durante cuánto tiempo, y con qué intensidad, y con qué tipo de manifestación, y qué le acompañaría a la manifestación, y eso ya depende de cada uno.

Sigue sin ser significativa la definición de una y otra cosa.

Lo que sí es importante es decidir la emoción DE UN MODO CONSCIENTE, Y CADA UNA DE LAS VECES, evitando que una respuesta que puede ser personalizada para un asunto concreto se convierta en una reacción que sirva para todas las ocasiones que sean similares.

Sí que está bien tener una pauta básica preparada para que cada vez que aparezca algo que nos provoque enojo no hagamos lo que ya hemos comprobado en otras ocasiones que no queremos hacer. Conviene tener clara la línea en la que vamos a actuar una vez que hemos dejado que se extinga naturalmente el sentimiento, sin acortarlo ni alargarlo ni modificarlo. Saber que, por ejemplo, no queremos tomar decisiones en ese momento de enojo porque hemos comprobado que después nos arrepentimos de haber actuado “en caliente” y sin haberlo meditado bien. Por ejemplo, antes de responder contar hasta diez… o hasta un millón.

Insisto: Tener preparadas unas líneas maestras de actuación, y no es necesario que sean siempre las mismas y del mismo modo, porque pueden variar en función de la gravedad del motivo del enojo, o de la persona y su intención, o de las causas -que pudieran ser involuntarias-, si es una “agresión” real, o si es una rabieta de nuestro ego y, en realidad, visto fríamente, “no es para tanto”.

Estamos expuestos continuamente a los sentimientos. Los recibimos y los gozamos o sufrimos varias veces al día, así que conviene conocerlos y prestarles atención. Eso nos evitaría esa sensación de ser víctimas de nuestras emociones, de padecer mucho por ser tan sentimental, o de quejarnos de que las cosas no nos conmueven, o de no ver –porque no nos permitimos verlas- las cosas agradables de la vida, o de rompernos cada vez que alguien hurga en nuestros sentimientos.

Los sentimientos son para vivirlos y no para reprimirlos. Es grandioso poder sentir pena –aunque no lo es estancarse en ella-, gozar de la alegría, reír sin recato, llorar ante algo que merece un llanto, protestar cuando pisan nuestros derechos o atacan nuestra dignidad, amar y ser amado…

Todo tiene un sentido y los sentimientos también. Están puestos ahí por el Creador y tienen utilidad como los ojos o las manos. Pero conviene tener atención hacia ellos y sus repercusiones –como tenemos atención para cuidar nuestros ojos o para no coger con las manos cosas que estén ardiendo-, así que conviene vigilar las emociones -que son lo que hacemos con los sentimientos y cómo los vivimos-, y aprovecharnos de ellas y no padecerlas.

Atención pues a recordar que lo importante no es lo que nos pasa en la vida sino lo que hacemos con las cosas que nos pasan en la vida. O sea, más importante que los propios sentimientos puede ser lo que hacemos con los sentimientos, que es lo que serían las emociones.

Y no se trata de reprimir las emociones –perdona que insista tanto-, se trata de conocerlas y controlarlas para que sean adecuadas a los sentimientos y sean lo que nosotros deseamos que sean.

Ante un momento de enojo, que era el ejemplo anterior, no es necesario reprimirlo, poner una cara beatífica, repetir un OM veinte veces, y tragarse el enojo sin más –esto sí que sería equivocado-, sino que puede ser adecuado manifestarle al causante lo que se siente, con asertividad pero sin rabia ni agresividad, para que de ese modo no se nos quede el enojo enquistado dentro, no se convierta en un odio profundo, y no afecte a nuestra tranquilidad emocional somatizándolo y convirtiéndolo en algo que nos agreda físicamente por no haberlo manifestado.

Y eso mismo puede servir para otros sentimientos, así que tampoco nos reprimamos la alegría y el amor.

Te dejo con tus reflexiones…

Francisco de Sales

http://escuelainiciaticayosoyluz.com/


Madurar es ser feliz sabiendo que no todo es perfecto.


En ocasiones la madurez llega con los años, pero otras lo hace con los daños, y maduramos a base de decepciones y caídas. No obstante, todo ello nos ayuda a crecer

Madurar es ser feliz sabiendo que no todo es perfecto. Es crecer con aprendizajes, avanzar, evolucionar con la vida y conocer los ritmos que se pueden llevar para elegir uno.

Es subir montañas y confrontar vivencias, fortalecernos con los sentimientos de vernos en la obligación de tener que lidiar con el malestar es una fuente de aprendizaje, cambio y crecimiento.

Con el tiempo aprendes que no hay amor más poderoso que el propio y que este es la base de nuestra habilidad ante la vida. Porque querernos supone nuestro punto de apoyo, nuestra muleta para levantarnos de cualquier caída y que nuestras fracturas duelan menos.

La madurez emocional es un campo de crecimiento que se abona con los años y con los daños. En este último sentido, es curioso cómo crecemos particularmente en los momentos de mayor complicación y sufrimiento.

En la época de los manuales para casi todo, nos hace falta un “Manual de vida para madurar” e ir creciendo entre la multitud de mensajes que nos indican lo que tenemos y lo que no tenemos que ser, así como lo que tenemos y lo que no tenemos que lograr.

Sin embargo, aunque hubiera un libro que se titulase “Manual de vida para madurar”, realmente no hay fórmulas mágicas para hacerlo. Cada uno tiene su ritmo y su punto álgido, por lo que no hay algoritmo que pueda determinar cómo una persona tiene que o va a crecer.
Algunas señales de madurez emocional
Generalmente llega un momento en el nuestro propio recorrido emocional nos hace plantearnos cuál es la calidad del camino que hemos ido conformando. ¿Cuáles son las señales que nos indican nuestra evolución emocional?
Saber decir adiós
Las personas emocionalmente maduras saben que la vida es mucho mejor si se vive en libertad. Así que dejan marchar lo que ya no les pertenece, pues comprenden que mirar al pasado nos impide cerrar etapas y cicatrizar nuestras heridas emocionales.


Fluir con la vida y limpiar el dolor emocional
Cuando hemos aprendido lo suficiente de nuestro dolor, quitamos el miedo de mirar hacia nuestro interior para sanar nuestro pasado emocional y subir un nuevo escalón en la vida.
Conocer lo que se piensa y se siente y poder hablar de ello
Dejando de revisar nuestro interior no conseguimos escapar de él, sino permitir que lo negativo de nuestro pasado maneje a su antojo nuestra vida presente. Y esto, por supuesto, resta espacio a lo positivo y, además, duele. Duele mucho.

La claridad mental de las personas maduras contrasta con la pereza y el caos constante de las personas que no han alcanzado este punto de madurez.  Por eso, la madurez mental ayuda a resolver problemas  de la vida cotidiana de manera eficaz.
Dejar de quejarse
Las personas maduras  han aprendido que o cambiamos o aceptamos, pero que no sirve de nada quejarse.

Empatizar con los demás sin sentirse abrumadas
Las personas maduras son capaces de gobernar y manejar sus emociones y las que les contagian.
No castigarse por cometer errores
Los errores son la mejor manera de aprender, pues nos ayudan a comprender aquello en lo que fallamos. Por eso, las personas maduras no se castigan por sus limitaciones, sino que procuran trabajar para mejorarlas.
Apertura emocional
Cuando evolucionas te das cuenta de que las corazas solo dificultan el avance. Puede que ponernos barreras sea útil en algún momento, pero lo importante es que nos las quitemos a tiempo.

Las personas maduras disfrutan tanto del tiempo en soledad como del tiempo compartido

El texto que os vamos a presentar más abajo se atribuye a Charles Chaplin. Sea o no esta su autoría, es un bello reflejo de las idas y venidas que supone caminar por la vida, madurar y cambiar.

Ya perdoné errores casi imperdonables. Trate de sustituir personas insustituibles, de olvidar personas inolvidables.  Ya hice cosas por impulso. Ya me decepcioné con algunas personas, mas también yo decepcioné a alguien. 

Ya abracé para proteger. Ya me reí cuando no podía. Ya hice amigos eternos. Ya amé y fui amado, pero también fui rechazado. Ya fui amado y no supe amar

Ya grité y salté de felicidad.  Ya viví de amor e hice juramentos eternos, pero también los he roto y muchos. 
Ya lloré escuchando música y viendo fotos. Ya llamé solo para escuchar una voz.  Ya me enamoré por una sonrisa. Ya pensé que iba a morir de tanta nostalgia…
Tuve miedo de perder a alguien especial (y termine perdiéndolo) ¡pero sobreviví!
¡Y todavía vivo!

Yo ya no paso por la vida. Y tú tampoco deberías dejarla pasar… 

¡¡¡VIVE!!!

Bueno es ir a la lucha con determinación, abrazar la vida y vivir con pasión. Perder con clase y vencer con osadía, porque el mundo pertenece a quien se atreve y la vida es mucho más para ser insignificante.




Sentires...Somos los Creadores. Por Ashamel Lemagsa.

  
AMADOS...


CUANTAS VECES HEMOS LEÍDO...


"SOMOS LOS CREADORES DE NUESTRO DESTINO"...


CUANTAS VECES HEMOS ESCUCHADO...


"SOMOS CIENTO POR CIENTO RESPONSABLES DE NUESTRO SENDERO DE VIDA".


AMBAS AFIRMACIONES SON VÁLIDAS.


PERO HAY ALGUNOS TEMAS ANTERIORES A LA CREACIÓN, A TENER EN CUENTA.


PODEMOS CREAR O TRANSFORMAR NUESTRA REALIDAD, CUANDO SOMOS CONSCIENTE DE...


LO QUE SOMOS...




LO QUE TENEMOS...




LO QUE NOS FALTA O CARECEMOS...


NO PODEMOS CONSTRUIR O TRANSFORMAR LO QUE NO EXISTE AÚN EN PRESENCIA REAL EN NUESTRA REALIDAD CONSCIENTE.


CÓMO CONSTRUIR UNA CASA, SIN LOS MATERIALES PARA ELLO.


CÓMO RECICLAR UNA CASA, CUANDO HAY UN TERRENO VACÍO.


ENTONCES...


EL TEMA ES...


HACERNOS CONSCIENTE DE LA TOTALIDAD DE NUESTRO SER...


DE NUESTRAS PARTES NEGADAS, SOMBRÍAS Y OLVIDADAS.


DE NUESTRAS PARTES DE LUZ ACEPTADAS Y LAS POTENCIALES A LIBERAR.


SER HONESTOS CON NOSOTROS MISMOS, NO ENGAÑARNOS, NI MENTIRNOS PARA CONTINUAR EN EL CONFORT DE LO YA CONOCIDO.


PODEMOS CAMBIAR NUESTRA REALIDAD COTIDIANA DESDE NUESTRO INTERIOR, DESDE NOSOTROS MISMOS.


LIBERANDO EL AMOR ENCERRADO EN EL CORAZÓN DESDE LA TERNURA, LA COMPASIÓN, LA VERDAD, LA HONESTIDAD, LA REFLEXIÓN, LA FLEXIBILIDAD, LA PAZ, EL RESPETO.


SI LIBERAMOS CADA DÍA ESTA ENERGÍA CRÍSTICA, DIOS EN NOSOTROS...


LAS SOMBRAS SE TRANSFORMA EN LUZ Y ESTAREMOS EN CONDICIONES DE CREAR LA NUEVA REALIDAD DE PAZ Y FRATERNIDAD.


EN EL AMOR TODO SE TRANSFORMA...


EL RENCOR Y EL ODIO NO SE PUEDEN MANTENER INALTERABLES, CUANDO EL AMOR LLEGA PARA QUEDARSE.


SEGURAMENTE EN ESTE INSTANTE RECUERDAS ALGUNA SITUACIÓN DE AGRESIVIDAD, DONDE FUISTE HERIDO Y EL DOLOR `FUE TAN GRANDE QUE AÚN, SIENTES RENCOR HACIA QUIEN TE LASTIMÓ...


QUIZÁS NUNCA SE DISCULPARON...


QUIZÁS NUNCA RECONOCIERON NADA DE LO ACONTECIDO EN TU VIDA, QUE TANTO TE DOLIÓ...


DÉJAME DECIRTE...


NADA ESPERES QUE RECONOZCAN, NI PIDAN DISCULPAS...


REALMENTE NO LO NECESITAS...


TÚ ERES TAN VALIOSO, QUE DIOS EN TI QUIERE LO MEJOR PARA TU VIDA...


ENTONCES...


LIBERA EL DOLOR, PERDONA, SUELTA...


MERECES LO MEJOR DE LO MEJOR!!!!!


Y TODO LO MEJOR ESTÁ EN ESTE MISMO INSTANTE, EN TI.


SIMPLEMENTE NO LO SIENTES, PUES EL RENCOR LO ESTÁ TAPANDO, NO TE PERMITE RECONOCER LO QUE REALMENTE ERES... LUZ CRÍSTICA.


AMAS UNA NUEVA REALIDAD, YA MISMO PUEDES CREARLA!!!


SI SUELTAS LAS SOMBRAS, SI TE PERSONAS, SI AGRADECES Y BENDICES EL DÍA A DÍA.


LA NUEVA REALIDAD ESTA EN TU MANOS!!!


ERES EL CREADOR....


DEPENDE DE TI...


DEPENDE DE TU TRABAJO INTERIOR...


CUANDO RENAZCAS EN EL AMOR, TODO LO DEMÁS CAMBIARÁ AL RITMO DEL AMOR.




ÉXITOS!!!!


ASÍ ES!!!!


LOS AMO.





CON AMOR, ASHAMEL LEMAGSA.