domingo, 18 de junio de 2017

LA PARÁBOLA DEL DARDO. Reflexiones de Ramiro A.Calle.



Asi se expresó Buda dirigiéndose a sus discípulos:
"Cuando una persona común que no conoce la enseñanza experimenta una sensación dolorosa se inquieta y se aflige, se lamenta, se golpea el pecho y llora y esta muy turbada. Es como si un hombre fuera traspasado por un dardo y, a continuación del primer impacto, fuera herido por otro dardo. Así, pues, esa persona experimentará las sensaciones causadas por los dos dardos. Ocurre lo mismo con una persona común que no conoce la enseñanza: cuando es tocada por una sensación dolorosa, se inquieta y se aflige y sufre, se lamenta, golpea el pecho, llora y está muy turbada. Asi experimenta dos sensaciones: la sensación corporal y la sensación mental.
"Pero en el caso de un noble discípulo bien enseñado, cuando es tocado por una sensación dolorosa, no se inquieta, no se aflige ni se lamenta, no se golpea el pecho y llora, ni está muy turbado. Experimenta una sensación: la corporal, pero no la mental. Es como un hombre que ha sido traspasado por un dado, pero no es herido por un segundo que sigue al primero. Asi esa persona experimenta las sensaciones causadas por un solo dardo. Ocurre lo mismo con un noble discípulo que conoce la enseñanza, cuando es tocado por una sensación dolorosa,no se inquieta, no se aflige, ni se lamenta, no se golpea el pecho y llora, ni está muy turbado. Experimenta una sola sensación, la corporal".
REFLEXIÓN:
La mente ordinaria vive en los estrechos límites del apego y la aversión, generando continuado sufrimiento. Solo en la media en que mediante el autodesarrollo y la meditación sea posible acceder a otra dimensión de mente liberada del aferramiento y el resentimiento, será posible crear un estado mental de equilibrio y bienestar.
Cunado aparece una sensación agradable, la mente se apega y aferra a ella y entra en dependencia o servidumbre; quiere reasegurarla, repetirla, intensificarla, hacerla permanente y así sobreviene la adicción, la avidez descontrolada y,si la sensación grata desaparece, la frustración y el sufrimiento. Pero cuando se trata de una sensación desagradable, la mente se resiste y se resiente, la rechaza, origina ira o rabia, en suma, crea dolor sobre el dolor. ¡Sufrimos tanto por no querer sufrir! La ignorancia básica de la mente, crea ofuscación, avaricia y odio, o sea tribulación y sufrimiento. Por falta de visión clara, entendimiento de que todo es inestable y ausencia de ecuanimiad, generamos mucho sufrimiento que podríamos evitarnos y añadimos aflicción a la aflicción. Reaccionamos desorbitadamente y eso causa dolor sobre el dolor y nos ponemos el segundo dardo. Hay que aprender a disfrutar sin tanto apego y a sufir lo inevitable sin tanto resentimiento y frustración. Mediante una visión más clara y la ecuanimidad, no reaccioanaremos tan desmesurada y neuroticamente. A través de la meditación superamos muchos viejos patrones de pensamioento productores de ignorancia y de sufrimiento y vamos abonando un especio de paz interior.


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