lunes, 3 de julio de 2017

LA SINCRONICIDAD DEL CUERPO.


Nuestro cuerpo actúa de manera sincrónica todo el tiempo. Cuando hay alguna perturbación, por pequeña que sea, éste reacciona en su totalidad.El cuerpo realiza cerca de un millón de tareas para recuperar el nivel normal de azúcar, y ésa es sólo una de las funciones que ocurren simultáneamente.
Nada de esto podría ocurrir sin una comunicación no circunscrita, sin que la información se correlacionara a una velocidad mayor a la de la luz, fuera de los limites de la física común. Se ha dicho que está comunicación no circunscrita se establece por la resonancia de la actividad eléctrica del corazón. La energía se transmite por todo el cuerpo. De este modo, el corazón es el oscilador principal del cuerpo, dueño de un campo electromagnético propio. El corazón genera un campo de resonancia que provoca que cada célula del cuerpo esté inmersa con las demás, por lo que todas están sintonizadas sincrónicamente.

Las células que están dentro del mismo campo de resonancia bailan al mismo son. Las investigaciones muestran que cuando pensamos creativamente, nos sentimos tranquilos o estamos enamorados, estas emociones generan un campo electromagnético coherente que se transmite al resto del cuerpo. También crean un campo de resonancia en el que cada célula del cuerpo se acopla a las demás. Cada una sabe qué están haciendo las demás porque en realidad todas hacen lo mismo, aunque expresen eficientemente sus funciones específicas: las células estomacales elaboran ácido clorhídrico, las células inmunológicas generan anticuerpos, las células pancreáticas producen insulina, etcétera.

En un cuerpo saludable, esta sincronicidad manifiesta una regulación perfecta. Las personas saludables están firmemente atrapadas en estos ritmos. Cuando hay una enfermedad es porque uno de ellos se perturbó. El estrés es lo que produce más trastornos. Si estamos estresados o nos sentimos hostiles, perdemos el equilibrio del cuerpo. El estrés interrumpe la conexión no circunscrita con todo lo demás. Cuando experimentamos un malestar (mal-estar) es porque alguna parte de nuestro cuerpo está empezando a constreñirse, porque se está saliendo del campo de inteligencia no circunscrita.

Hay muchas emociones que pueden perturbar el campo electromagnético del corazón, pero las que se han documentado con más precisión son la ira y la hostilidad. Una vez que se interrumpe la sincronización, el cuerpo actúa de manera desintegrada. El sistema inmunológico se inhibe, y esto acarrea problemas como mayor susceptibilidad al cáncer, las infecciones y el envejecimiento acelerado. Este efecto es tan marcado que los animales pueden percibirlo. Un perro ladrará y actuará con fiereza en presencia de una persona que alberga hostilidad. A dondequiera que vayamos,
transmitimos lo que somos en este nivel íntimo.

Nuestro cuerpo tiene en ochenta por ciento la misma composición química que el océano, y sigue influido por la fuerza de las mareas. Todos estos ritmos, diurnos, lunares y estacionales están sincronizados entre sí. Hay ritmos que están dentro de otros, y estos a su vez están dentro de otros.
Todos estos toques de tambor resuenan alrededor y dentro de nosotros. No somos ajenos al proceso; somos parte de él, palpitamos con el latido del Universo. La inteligencia no circunscrita está dentro y alrededor de nosotros. Es espíritu, el potencial a partir del cual surge todo. Es la base de nuestro ser; carece de dimensiones, volumen, energía y masa, y no ocupa espacio. Tampoco existe en el tiempo.

Todas las experiencias son proyecciones localizadas de esta realidad no circunscrita, la cual es un potencial singular, única Aquí todo es uno e inseparable. En este nivel más profundo de realidad eres esta inteligencia no circunscrita, un ser universal que se observa a través de un sistema nervioso humano. Así como el prisma divide un rayo de luz en los colores del espectro, la inteligencia no circunscrita, al observarse a sí misma, separa una realidad única en una multitud de apariencias.

Piensa que el Universo es un organismo único y enorme. Su vastedad es una realidad de la percepción. Aunque veas un gran estadio de fútbol con miles de personas dentro, el fenómeno real es un pequeño impulso eléctrico de tu cerebro que tú, el ser no circunscrito, interpretas como juego de fútbol. El Yoga Vasishta, un antiguo texto védico, afirma: «El mundo es como una gran ciudad reflejada en un espejo». Del mismo modo, el Universo es un enorme reflejo de ti en tu conciencia.

Es, en pocas palabras, el alma de todas las cosas

Sincrodestino.Chopra.



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